Una buena reputación en materia de compliance puede mejorar las oportunidades de nuevos negocios
Como indica uno de los últimos informes del Ministerio de Justicia y Derechos Humamos, “la corrupción constituye uno de los principales obstáculos que enfrentan las Pequeñas y Medianas Empresas (PyMEs) en su entorno de negocios”. Y destaca que como “las PyMEs son consideradas el motor del crecimiento en muchas economías y, por lo tanto, son cruciales para el funcionamiento de los países en desarrollo, los efectos de la corrupción pueden ser devastadores”.
Aunque muchas pequeñas y medianas empresas entienden que los temas Compliance no son parte esencial de su negocio y que son políticas que mayoritariamente aplican a grandes organizaciones, lo cierto es que las cadenas de valor y el entorno de negocios global obliga a las pymes a tomar nota y ejecutar acciones en materia de cumplimiento para evitar quedar fuera del circuito económico.
Conceptualmente el cumplimiento a nivel de negocios implica fomentar el acatamiento de las normas dentro y fuera de la empresa, extendiendo esta función a proveedores, clientes, distribuidores e, incluso, socios. De allí la relevancia de crear dentro de estas compañías una política concreta que permita a la empresa elevar sus estándares en la materia.
Hoy en todo el mundo los consumidores son cada vez más exigentes, prestan especial atención a valores como la sostenibilidad, el medioambiente o las buenas prácticas laborales, e incluso la ética empresarial.
Es por eso que la profesionalización en este área es imperativa, y sobre todo para aquellas empresas que buscan formar parte de las cadenas de valor de las empresas multinacionales, ingresar a los mercados extranjeros americanos o europeos o bien generar negocios con el Estado, esto último recientemente regulado por Ley de Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas.
La necesidad de avanzar en esta materia es, en tal sentido, evidente y necesaria. Y la inminente pregunta que entonces surge, para quienes integran las pequeñas y medianas empresas, es por dónde comenzar.
En el último tiempo, y más aún con digitalización mediante, se han avizorado distintas propuestas que impulsan la inmersión de las PyMEs en temas de Compliance. Entre otras, actualmente la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en la Argentina (AmCham), a través de su Instituto de Ética y Transparencia, y la Pontifica Universidad Católica Argentina (UCA) a través de su Facultad de Derecho, han lanzado un seminario online de Compliance, el cual está dirigido específicamente a este segmento de la comunidad de negocios y tiene, como principal objetivo, brindar las herramientas necesarias para consolidar la operatoria, robustecer procesos y alcanzar resultados satisfactorios en lo que a integridad y transparencia respecta.
De esta forma, el cumplimiento se convierte en una fuerte ventaja a la hora de competir junto a otras empresas en determinados proyectos. Asimismo, una buena reputación en materia de integridad puede mejorar las oportunidades de nuevos negocios.
En este sentido, los programas de integridad y la existencia de un código de ética en particular pueden ayudar a construir legitimidad frente a los propios empleados y mejorar su lealtad ante la empresa. Una empresa con elevados estándares éticos crea un buen clima de trabajo entre sus empleados.
El objetivo de profundizar en este sentido le permitirá a la PYME trabajar para identificar riesgos e implementar procesos más transparentes, adecuarse a lineamientos normativos globales como los delineados por los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas y fortalecer su marca y su reputación, con el fin último de promover una cultura de integridad.
*Por Daniela Martin, Directora de Gestión de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham)