La Nación – Potenciar la creatividad. Proteger el conocimiento

Como cada 26 de abril, este año conmemoramos el día mundial de la propiedad intelectual (PI) con el fin de reconocer su importancia como motor del desarrollo, valorando asimismo los esfuerzos de aquellas personas que se encuentran detrás de cada producto y servicio que transforman constantemente nuestro entorno a través de productos innovadores, mejorando nuestra calidad de vida y ampliando las fronteras del potencial humano.

Desde la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (AmCham), entendemos que la protección de la PI es uno de los pilares básicos, no solo para preservar los derechos de las empresas o personas sobre sus nuevos productos o servicios innovadores, sino como incentivo y motivación para continuar la carrera de la creatividad. Resulta ser un movilizante para que el sector privado realice inversiones a largo plazo en el marco del estado de derecho y las reglas de mercado, representando, sin dudas, un incentivo a la competitividad.

Sin embargo, siguiendo estudios elaborados por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OM- PI), la Argentina se encuentra en el puesto 73 en un ranking que monitorea el desempeño de 132 economías. De acuerdo al Global Innovation Index , nuestro país ha demostrado su capacidad para producir conocimiento, pero continúa presentando importantes desafíos en su régimen de protección de datos y de licencias de patentabilidad, lo cual es fuente de gran preocupación. Por caso, la Oficina de Comercio de los Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés), desde 1996, incluye a la Argentina en su Priority Watch List, lista que está conformada también por países como Rusia, China, Arabia Saudita y Venezuela, por reiteradas denuncias en materia de piratería, violación de patentes y falsificaciones.

Nuestro país posee amplias ventajas en distintos rubros de la economía dado su capital humano, su infraestructura y su cultura emprendedora. No obstante, ante un marco legal por momentos anacrónico para hacer efectiva la protección de la PI, sumado a las debilidades del sistema judicial para el enforcement de la normativa vigente, se torna imprescindible alcanzar consensos en la sociedad para resguardar el talento y fomentar las nuevas industrias.

En esta línea, en los últimos años hemos asistido a un nuevo desafío: el mundo digital. Se trata de un sector que ha vislumbrado un desarrollo exponencial durante la pandemia del Covid-19, incorporando nuevos debates en el terreno de la protección de marcas y derechos de autor. El avance tecnológico demostró ser una bendición para atravesar estos últimos 2 años de crisis global, y una gran herramienta para modernizar el mundo del empleo, la educación y los negocios, pero también ha hecho del espacio cibernético un ámbito que facilita prácticas ilegales. Este problema no sólo se vive en Argentina, sino que se ve refle-jado en todo el mundo. El informe `Impacts of Digital Video Piracy on the U.S. Economy` estimó que la piratería mundial en lo digital representa hasta 71.000 millones de dólares en ingresos perdidos cada año en ese país.

Al igual que la tecnología, segmentos industriales como agronegocios, textiles y salud resultan de las más afectadas. El sector farmacéutico, a modo de ejemplo, es uno de los más dinámicos, y ha demostrado una gran capacidad de respuesta frente a amenazas globales como el Covid-19 diseñando y produciendo vacunas a gran escala en tiempos récord, celebrando convenios de transferencia de tecnología y revolucionando los tratamientos aplicados hasta el momento. Nuestro país ha aportado su grano de arena en esta historia de éxito siendo sede de múltiples ensayos clínicos que han certificado la calidad de las vacunas y la seguridad de los pacientes. Sin embargo, sin un régimen adecuado de protección de datos personales, ni la posibilidad de patentar innovaciones biotecnológicas, actualmente fuertemente limitadas por los criterios de patentabilidad, estas iniciativas encuentran rápidamente un obstáculo a su crecimiento.

Es necesario que los distintos poderes del Estado comprendan su rol esencial en la protección de los derechos de propiedad intelectual, sin lo cual el camino hacia la reactivación económica será parcial y endeble. Parafraseando el mensaje de la OMPI para este 2022, debemos proteger las ideas y propiciar un entorno seguro para las compañías y emprendimientos, para el mundo y los jóvenes, que son quienes promueven el cambio, a través de su energía y curiosidad, conduciéndonos hacia un futuro mejor. El avance tecnológico fue una bendición para atravesar la pandemia y una gran herramienta para modernizar el empleo, la educación y los negocios

El Estado debe comprender su rol en la protección de los derechos de propiedad intelectual. Sin ello la reactivación económica será parcial y endeble.