El CEO de AmCham señaló que el sector empresario necesita que desde el Gobierno se marque un sendero de previsibilidad para saber cómo se irán solucionando los problemas que hoy impiden el desarrollo del país; además, afirmó que el sector público debe trabajar junto con el privado para lograr un crecimiento a largo plazo.
El sector empresario está preparado para invertir, producir y dar empleo, pero para que eso se plasme en la realidad es necesario que el Gobierno defina un sendero con señales claras de cómo se solucionarán los problemas que hoy traban el desarrollo del país. Esta es la visión de Alejandro Díaz, CEO de AmCham Argentina (la Cámara de Comercio de los Estados Unidos). `Hace falta un plan que indique cómo se va a normalizar la economía`, afirmó, en diálogo con la nacion.
Una ocasión para intercambiar ideas entre el sector privado y el público, con el objetivo de definir juntos cuáles son los obstáculos y las oportunidades que se presentan, será el AmCham Summit 2022, que se hará el próximo martes en el Alvear Icon Hotel Puerto Madero, tendrá cómo lema `Construyamos un país sustentable` y contará con la presencia, entre otros, del ministro de Economía, Martín Guzmán, del jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, y del ministro de Desarrollo Productivo del gobierno nacional, Matías Kulfas (ver aparte).
¿Qué esperan de este AmCham Summit 2022?
Para AmCham es el evento más importante del año. Después de tres años de no haber podido hacerlo, por el Covid, podremos juntar en un solo día las mejores expresiones del mundo político y del sector privado, para que puedan pasar sus mensajes. Para nosotros es importante porque queremos en ese día enumerar las que creemos que son las bases de un país sustentable, algo que debemos construir entre todos. Para eso, el sector privado tiene que asumir un rol protagónico y el Estado, a su vez, debe prestar la mayor atención posible a uno de los actores más importantes de la economía local.
¿Cuál será el objetivo principal de este encuentro?
Plantear los desafíos que tiene el país, ya que hay grandes oportunidades en algunos segmentos de negocio que pueden ser la base de una recuperación de la economía. También, identificar cuáles son los obstáculos a remover. Entender las tendencias globales, para ver cuáles de ellas pueden ser capturadas por la Argentina o cómo debería adecuarse el país a esas tendencias. ¿Cuáles son los sectores en los que ven mayor potencial? Primero, los tres sectores que van a participar, lo que no quiere decir que sean los únicos: ciencia del conocimiento, agronegocios y energía. Pero repito, hay muchos otros con oportunidades en el país.
¿Qué hace falta para que ese potencial se plasme en la realidad?
Es necesario que se defina un proceso para normalizar las variables macroeconómicas progresivamente, para empezar en un horizonte no muy lejano a tener síntomas claros de hacia dónde la Argentina puede evolucionar. Para eso necesitamos políticas públicas, un programa que otorgue certidumbre y que el sector privado sea identificado con el rol de un actor que genera trabajo, inversión y desarrollo.
¿La mayor preocupación es la incertidumbre que reina hoy?
Más que eso, la falta de previsibilidad, porque el nivel de inversiones que necesita el país requiere de eso. Sabemos que muchas de las barreras que hoy tiene el sector empresarial no son fáciles de remover en el corto plazo, pero debemos saber cuál es el sendero en el que esas variables se van a remover y cómo se restablecerán equilibrios macros que son necesarios. Para eso hay que tener un programa. Por eso digo que se necesita un plan que indique cómo se va a normalizar la economía.
¿No ven ese programa ahora?
Ahora, nos guste o no nos guste, hay un programa precondicionado por el FMI para los próximos 30 meses y, por lo menos, hay algunos indicadores que permiten identificar cuáles son los grandes objetivos macro. Pero lo que no vemos es un programa micro, que indique cómo se va a controlar la inflación y cómo se van a equilibrar algunas variables que están desajustadas, como las tarifas de energía, por ejemplo.
¿Qué obstáculos habría que remover para que las empresas de AmCham puedan invertir más?
Los factores generales que se deben remover son el comercio administrado y la traba para acceder al mercado libre de cambio, pero después hacen falta marcos regulatorios que incentiven la inversión. El gran problema del país, después de la escasez de dólares, es la falta de inversión.
¿Qué tan mal se está en eso?
La Argentina no puede tener, como en la década 2010-2020, US$7700 millones por año de inversión extranjera directa, cuando Colombia y Chile tuvieron más de US$20.000 millones, y Brasil y México, más de US$50.000 millones. En los últimos dos años tuvimos US$4800 millones. Deberíamos tener 26% del PBI de inversión, pero el año pasado tuvimos 16%. Hay que generar políticas de largo plazo que den incentivos para recuperar los niveles de inversión necesarios para crecer. Eso es más importante que las barreras comerciales que hoy tenemos.
¿Cuánto preocupa la elevada inflación?
Los operadores están acostumbrados a trabajar bajo la inflación de la Argentina, el problema es que acá la inflación se espiralizó y cada año es mayor que en el anterior. Lo que a veces no se comprende es que para romper ese esquema se necesita crecimiento, que viene con inversión, y la inversión debe estar apuntalada para producir de manera competitiva. El alto costo de las cosas se produce porque no hay oferta suficiente.
¿Y cuánto influye la exorbitante carga tributaria?
Creo que nos focalizamos en que hay muchos impuestos, algunos muy distorsivos, como Ingresos Brutos, otros que nos llevan a la carga tributaria total más alta de América Latina. Pero acá hay dos problemas: 1) qué incentivos generamos mejorando la carga tributaria para que eso se vea reflejado en inversión y producción, y 2) en qué gasto, como Estado, lo recaudado. Esto se puede corregir, pero para eso se necesitan políticas públicas. Y, además, ver cómo se hace un Estado eficiente.
¿Y cómo ve al país en materia de volumen de exportación?
Ese es otro desafío que tiene el país: hay que discutir el modelo exportador. Cuando uno le dice a miembros del Gobierno que el país está cerrado, ellos responden que no es así, que está abierto y se puede operar con todo el mundo. Eso es verdad, porque no hay barreras para los productos argentinos en el mundo, pero sí hay limitantes. Uno es la competitividad. Un jean chino cuesta US$9 y uno argentino, US$22. Otra limitante es la poca cantidad de acuerdos comerciales que tenemos: el país abastece con acuerdos al 12% del mundo, mientras que Chile llega al 94%.
¿Todos estos temas van a ser expuestos a los funcionarios públicos que participen del AmCham Summit 2022?
Sí, claro. Vamos a escuchar a los políticos que nos contarán su visión de la Argentina, y les vamos a contar nuestra visión a partir de las tendencias globales y las oportunidades y desafíos del país. El objetivo es que esto no se termine en el Summit, sino que se logre generar una discusión para que luego los actores públicos puedan interpretar que hay un sector privado preparado y dispuesto a ser participativo y colaborativo. Todos vamos a tener que resignar algo si queremos revertir la tendencia macroeconómica de la Argentina. El empresariado está dispuesto a participar y a colaborar haciendo los esfuerzos necesarios, pero necesitamos un sector público receptivo, que se sienta influenciado por estas visiones y que consensue un modelo de país que apunte a la reversión de la tendencia macroeconómica del país en los próximos diez años.
- Por Carlos Manzoni