Alejandro Díaz, CEO de AmCham, habla del vínculo entre los dos países pocos días antes de que se realice el Summit de la Cámara de Comercio de Estados Unidos.
Alejandro Díaz es el CEO de AmCham, la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina. Desde el 2016, la AmCham viene realizando en Buenos Aires el Summit, una convocatoria a todo el sector empresario. “Este año buscamos que la nueva administración plantee sus políticas públicas para el sector empresario. El segundo objetivo es que los múltiples sectores de la política -gobernadores, senadores, sindicalistas- cuenten como van a contribuir a construir una Argentina viable”, dice Díaz. En ese camino pasarán por el Summit el ministro Luis Caputo, el juez de la Corte Suprema Horacio Rosatti y gobernadores como Ignacio Torres y Martín Llaryora, entre otros. La presencia del presidente Javier Milei está por confirmarse. Así el próximo 12 de marzo más de 2.000 personas pasarán por el Summit para debatir temas de educación salud, bioeconomía y energía.
-¿Cómo cambiaron las expectativas del sector empresarial a partir de la nueva gestión?
-Las expectativas cambiaron totalmente. Hoy ya hay indicadores claros de cuál es la dirección de este gobierno. Entre los cambios que han hecho se eliminaron los sistemas de importación y programas como Precios Justos o Compre Nacional. Se ha renovado un concepto que en el mundo ya no existe pero que la Argentina no tenía que es la libre administración comercial de las empresas. Es un cambio de 180 grados, altamente valorado.
-¿Les preocupa la gobernabilidad?
-Creemos que Argentina en estos 40 años ha aprendido que no debería haber problema alguno con la gobernabilidad. No vemos riesgos de que el presidente no cumpla su mandato, en todo caso tendrá que convivir con los otros espacios. No vemos riesgos que se llegue a la situación de De La Rúa o la entrega anticipada de Alfonsín.
-El Fondo Monetario ha hablado con mucha insistencia de la situación social. ¿Qué tan importante les parece que haya una atención del gobierno a este aspecto?
-Cualquier gobierno en una situación de fuerte debilidad social debería contemplar esa circunstancia. Hay un serio problema social en Argentina que obviamente se va a agravar en estos meses producto de la pérdida del poder adquisitivo. Los jubilados acaban de perder 30% en estos tres meses. Pero por la cláusula de actualización vigente, creemos que el ajuste por inflación va a permitir que haya un recupero de 12 a 14 puntos en los últimos meses del año, con lo cual ese 30% que se perdió se transforma en 18%. Con este nivel de inflación de alguna manera es el peor momento para generar un ajuste. Es bueno eliminar la intermediación y adaptar el sistema de distribución de alimentos para que eso llegue efectivamente a los sectores más vulnerables. El problema es que estamos en una situación de altísima precariedad. Quiero pensar va a poder hacer los ajustes necesarios. La Argentina no tenía muchas otras alternativas que la transformación.
-¿Qué estima que va a pasar este año con las inversiones?
-Hay tres tipos de inversor. Por un lado el especulativo que invierte a través de instrumentos financieros. Ya se están recuperando los bonos y cae el riesgo país, pero Argentina tiene que bajar los 400 puntos básicos y hoy está en 1500. Esas inversiones van a depender de las señales de estabilización y de recuperación de la confianza. En segundo lugar, la inversión productiva de las compañías que ya están en la Argentina dependerá del segmento. Hay capacidad instalada suficiente en el consumo, especialmente después de la caída del primer bimestre, con lo cual no se ven grandes inversiones en infraestructura, tanto en consumo masivo con estos sectores de la industria ni la manufactura en particular. Y después tenés el tercer grupo, las empresas que no están en la Argentina. En ese sentido yo no veo que el 2024 sea un año de inversión. Hay que esperar, en el mejor de los casos al 2025 y ver cómo se comporta la economía en el segundo semestre del 2024.
-¿El levantamiento del cepo podría ser un punto de inflexión para atraer más inversiones?
-El levantamiento del cepo te da certidumbre que hoy no tenés. Por ejemplo, hoy no se pueden girar dividendos. Pero para eso el Estado tiene que tener otras condiciones. Ahora, eso es necesario, pero no suficiente. Entonces ahí aparece otro elemento que es la confianza.
-Este gobierno quiere cambiar muchas reglas a través de un DNU. ¿Qué tipo de certeza tiene el sector privado de que un próximo gobierno no dará marcha atrás con esto?
-El desafío de esta administración es cultural: reponer los conceptos que están consensuados en el mundo en medio de una estructura social absolutamente vulnerable y destruida. Lo que menos hubo en los últimos 20 años fue justicia social. Hoy tenemos más pobres, menos empleados privados, más empleados públicos. Seguimos discutiendo si el Estado tiene que ser grande o pequeño y perdemos de vista que el Estado tiene que ser eficiente. Hoy la carga impositiva de la Argentina está en línea con los países de la OCDE. O sea, tenemos un servicio público de salud, educación y seguridad como Bangladesh, y el sistema privado tiene un mismo costo impositivo como el de Noruega con un 40 o 50% de informalidad. Por eso tienen que modificar la carga impositiva. Hasta que eso no ocurra, no va a haber empleabilidad de las pequeñas empresas.
-¿Cómo va a evolucionar la relación bilateral con esta gestión y qué tan decisivo es quién sea el próximo presidente en Estados Unidos?
-Está claro que la relación de Argentina y Estados Unidos es la más importante de los últimos 20 años. Yo creo que la administración demócrata entiende que Argentina es el socio vector del Cono Sur. Es clarísimo eso, y yo diría que comenzó en abril del 2023 con la bilateral entre Alberto Fernández y el presidente Biden. Eso demuestra que no era un problema de presidentes. Desde la visión americana un potencial triunfo de Trump no cambia nada con Argentina. Milei está muy alineado con Occidente, con lo cual no creo que haya ninguna relación negativa por la aparición de Donald Trump más allá de su visión global.
-¿Les preocupa el estilo confrontativo de Milei?
-A uno le podrá gustar o no el estilo confrontativo o los modos. Pero no nos cabe a nosotros hacer esa evaluación. Nosotros medimos los resultados: no tanto el cómo, sino el qué. Sí tenemos claro que va en la dirección correcta, entonces estamos esperando que los resultados se vayan logrando. En todo caso, la clave va a ser la velocidad de la transformación, pero no la convicción para hacer.